Cómo sacar un pinganillo del oído sin hacerte daño
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    Cómo sacar un pinganillo del oído sin hacerte daño

    Usar un pinganillo oculto en un examen o en una presentación importante puede parecer la solución perfecta hasta que llega el momento de sacarlo del oído y descubres que no sale tan fácil como había entrado. En ese instante es normal que te pongas nervioso, que empieces a notar cada pequeño roce dentro del oído y que solo puedas pensar en una cosa: cómo sacar el pinganillo del oído sin hacerte daño ni terminar en urgencias.

    Lo primero que debes saber es que, si mantienes la calma y sigues un método seguro, lo habitual es que el pinganillo salga del oído sin complicaciones. Estos microdispositivos están pensados para quedarse en el canal auditivo durante un rato y después salir de nuevo con ayuda del imán extractor o de la barra extractora adecuada. El problema casi nunca es el pinganillo en sí, sino los inventos que hacemos cuando entran las prisas.

    En esta guía vamos a ver paso a paso cómo sacar un pinganillo del oído de forma segura, qué es lo que nunca deberías hacer y cuándo ha llegado el momento de dejar de insistir y acudir a un profesional sanitario para que retire ese cuerpo extraño en el oído sin riesgos.

    Antes de tocar el oído: mantén la calma y revisa la situación

    Cuando notas que el pinganillo sigue dentro del oído después de terminar el examen, es fácil entrar en pánico. Pero la calma es tu mejor aliada. Respira hondo unos segundos, quítate el collar del sistema, apaga el móvil y revisa lo que está pasando con tranquilidad.

    Si el pinganillo sigue emitiendo sonido y puedes escuchar con claridad, es buena señal: significa que sigue colocado en el canal auditivo y no ha avanzado más hacia el oído medio. En la mayoría de los casos, con la técnica adecuada, saldrá sin dañar el tímpano ni la membrana timpánica y sin afectar a tu audición.

    Antes de intentar sacarlo, evita a toda costa introducir cualquier bastoncillo, un gancho improvisado o una pinza de depilar dentro del oído. Parece una buena idea porque crees que podrás enganchar el auricular, pero en realidad lo único que conseguirás es empujar el pinganillo más hacia el conducto auditivo externo y acercarlo peligrosamente al tímpano.

    También es importante que compruebes si tienes mucho cerumen. A veces el cerumen actúa como una especie de “pegamento” que atrapa el pinganillo en la parte más interna del conducto auditivo externo. En esos casos la extracción puede costar un poco más y notarás ligeras molestias, pero eso no significa necesariamente que haya una perforación.

    Si has usado un collar inductor que rodea tu cuello y un micrófono oculto, retira primero todo el sistema para poder concentrarte solo en tu oído. Una vez hecho esto, puedes pasar al siguiente paso.

    Cómo sacar un pinganillo del oído con un imán extractor

    El método más habitual para sacar un pinganillo del oído es el imán extractor. Es la misma técnica que recomiendan los fabricantes profesionales porque es rápida, segura y no requiere fuerza. Si tu pinganillo es de tipo magnético, lo normal es que en el kit venga un imán específico diseñado para traerlo de vuelta desde el canal auditivo.

    Colócate frente a un espejo para poder ver bien la oreja. Inclina ligeramente la cabeza para que el oído en el que está el pinganillo quede hacia arriba. De esta forma, la gravedad no juega en tu contra y el pinganillo no se desplaza hacia el interior del oído.

    Acerca el imán al pabellón auricular y muévelo con calma por la zona de la oreja hasta notar que el pinganillo responde. No hace falta que introduzcas el imán dentro del canal auditivo; basta con que lo acerques lo suficiente para que el pinganillo note el campo magnético y se desplace poco a poco hacia la salida del oído.

    En muchos casos sentirás un pequeño clic cuando el pinganillo se une al imán. A partir de ahí, sigue moviendo el imán hacia afuera, manteniendo siempre el oído hacia arriba y evitando tirones bruscos. La forma correcta de hacerlo es con movimientos cortos y suaves, dejando que el pinganillo vaya recorriendo el conducto auditivo externo hasta salir completamente.

    Si después de varios intentos no notas ningún cambio, descansa un momento, vuelve a respirar hondo y vuelve a empezar. A veces el cerumen crea una especie de barrera y necesitas repetir la operación varias veces hasta que el pinganillo se libera y se pega al imán. No fuerces el oído con los dedos ni intentes empujarlo desde fuera.

    Cómo sacar un pinganillo del oído con pinzas

    Cuando el imán no termina de funcionar o el pinganillo está demasiado cubierto por cerumen, la siguiente opción es usar la barra extractora incluida en muchos kits profesionales de pinganillo. Este método está pensado para llegar un poco más dentro del canal auditivo, pero siempre con cuidado y sin tocar el tímpano.

    Si tienes una barra diseñada para este tipo de extracción, colócate de nuevo frente al espejo. Inclina la cabeza para que el oído afectado quede hacia arriba, sujeta la barra con seguridad y guía la punta hacia la entrada del canal auditivo. No es necesario introducirla a mucha profundidad: avanza despacio y con delicadeza, siempre siguiendo la forma natural del canal auditivo.

    Lo ideal es que la punta de la barra pase cerca del pinganillo para que este se pegue a ella gracias al imán interno. Si notas cualquier dolor agudo, detente de inmediato, retira la barra y vuelve a empezar con una inserción más superficial. Sacar el pinganillo del oído debe sentirse raro, pero nunca doloroso.

    Cuando notes que el pinganillo se ha adherido a la barra, retírala lentamente hacia el exterior, manteniendo siempre la misma dirección y respetando la forma anatómica del conducto. Al salir, verás cómo el pequeño auricular queda pegado al extremo de la barra extractora y podrás comprobar que el oído vuelve a estar libre.

    Si el pinganillo sigue sin aparecer después de varios intentos, no sigas insistiendo durante horas. Puede que el cerumen sea demasiado denso, que el pinganillo se haya quedado en una curva del canal auditivo o que se haya desplazado hacia una zona más cercana al oído medio. En esos casos es preferible parar y pedir ayuda profesional.

    Qué no hacer nunca al sacar un pinganillo del oído

    Cuando un pinganillo se queda dentro del oído, lo peor que puedes hacer es improvisar. Muchas de las complicaciones que terminan en urgencias empiezan con un “solo voy a meter un bastoncillo un momento” o “con esta pinza seguro que lo engancho en un segundo”.

    El bastoncillo está diseñado para limpiar solo la parte externa del oído, nunca para entrar a fondo en el conducto auditivo externo. Si lo utilizas para empujar el pinganillo, puedes compactar el cerumen, bloquear todavía más el canal auditivo y acercar el dispositivo al tímpano. Un error similar ocurre cuando usas una pinza metálica o los dedos: cualquier movimiento brusco puede irritar la piel del oído externo o incluso provocar una pequeña perforación.

    Tampoco es buena idea intentar destapar el oído con agua, jabón o soluciones caseras. El pinganillo no es un audífono resistente al agua, y si entra humedad por la tapa o por la pila interna puedes provocar una descarga o destruir el circuito. Además, el agua puede atrapar más cerumen y hacer que el cuerpo extraño quede aún más fijo dentro del canal auditivo.

    Si notas ruido constante, pérdida de audición, molestias intensas o la sensación de que algo raspa dentro del oído, detén todos los intentos caseros. Tal vez el pinganillo se ha desplazado cerca del tímpano o del oído interno y seguir probando en casa solo aumentará el riesgo.

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    Cuándo ir al médico si no puedes sacar el pinganillo del oído

    Aunque lo normal es que el pinganillo salga del oído con el imán o con la barra extractora, hay situaciones en las que la ayuda de un profesional es imprescindible. Cualquier médico de atención primaria o especialista en otorrinolaringología está acostumbrado a extraer un cuerpo extraño en el oído y lo hará de forma rápida y segura.

    Debes acudir a un profesional si llevas mucho tiempo intentando sacar el pinganillo del oído sin éxito, si notas un dolor que no cede, si aparece un zumbido intenso o si crees que hay una perforación en el tímpano. El especialista examinará el oído externo con un otoscopio, comprobará el estado del conducto auditivo externo, del oído medio y del tímpano y decidirá el mejor modo de extracción.

    En la consulta el médico puede utilizar instrumentos diseñados específicamente para enganchar el pinganillo, irrigar el conducto auditivo externo para eliminar cerumen o aspirar el dispositivo con un sistema de vacío controlado. De esta manera se protege el oído interno, se evitan daños en el pabellón auditivo y se minimizan las posibilidades de lesión en la membrana timpánica.

    Si tras la extracción sigues notando el oído taponado, ruido o cambios en la audición, es posible que el especialista quiera revisar también el estado del oído medio y descartar cualquier lesión por ondas sonoras excesivas o por presión interna. Aunque estos casos son poco frecuentes, es mejor no darlos por hechos y revisar todo con calma.

    Cómo evitar que el pinganillo vuelva a quedarse dentro del oído

    La mejor manera de no volver a vivir la misma escena es usar el pinganillo con un poco más de preparación. Antes de cualquier examen conviene revisar que el oído está limpio, sin acumulación excesiva de cerumen, y que el pinganillo se desliza bien al colocarlo y al retirarlo.

    Si utilizas auriculares espía o un auricular espía de los que funcionan con collar y pila, asegúrate de que todo el sistema está en buen estado. Revisa que la pila no está agotada, que los contactos funcionan y que el collar inductor transmite bien las ondas sonoras desde el móvil hasta el pinganillo que llevas en el oído. Un sistema cuidado reduce la posibilidad de que tengas que esforzarte al extraerlo.

    También es importante comprobar que el pinganillo no tiene golpes ni fisuras en la tapa, que responde con claridad a los sonidos, que los niveles audibles están por encima del mínimo audible y que no necesitas aumentar demasiado el volumen para escucharlo. Si subes en exceso el nivel de sonido puedes irritar el tímpano, acostumbrarte a un volumen de ruido poco saludable y castigar la audición a medio plazo.

    Cuando termines de usar el pinganillo, dedica siempre unos minutos a retirarlo con calma, utilizando el imán o la barra adecuados y respetando la anatomía del oído. Evita siempre meter un bastoncillo o usar una pinza en los últimos segundos solo por prisas. Tomarte un poco de tiempo al finalizar puede ahorrarte muchas visitas al médico.

    Si en tu día a día usas también un audífono clásico, un auricular normal o cualquier otro dispositivo similar, intenta no combinarlos con el pinganillo sin limpiar antes el oído. Alternar varios dispositivos en el mismo canal auditivo sin limpiar el cerumen favorece que se formen tapones compactos que dificultan la salida de cualquier auricular.

    Pequeño resumen para cuidar tu oreja después de usar un pinganillo

    Para terminar, recuerda siempre revisar tu oreja con calma cuando retires el pinganillo. No uses nunca un bastoncillo de forma agresiva dentro de la oreja, porque un bastoncillo mal utilizado solo empuja el cerumen hacia el fondo y hace más difícil que el pinganillo pueda salir con normalidad la próxima vez.

    Si ya usas un audífono en tu día a día, trata el pinganillo con el mismo cuidado. Piensa que un audífono y un pinganillo comparten el mismo espacio dentro de la oreja y necesitan que el cerumen esté controlado para no generar tapones. Mantener limpio el oído es la mejor inversión para que tu audífono funcione bien y para que el pinganillo no vuelva a darte sustos.

    Cuando guardes el equipo, revisa también las pilas del sistema y asegúrate de que todo está listo para el siguiente uso del pinganillo. Un poco de mantenimiento después de cada sesión te ayuda a proteger tu oreja, a evitar abusar del bastoncillo y a alargar la vida útil de todo el conjunto del pinganillo.

    Un último recordatorio: el bastoncillo debe tratarse siempre como una herramienta superficial y nunca se debe usar para empujar nada hacia dentro.